Si tuviésemos que valorar la pregunta de este enunciado, tendríamos que decir que es una pregunta un poco ambigua. La famosa frase de Santiago Carrillo “gracias a Dios, soy ateo”, nos da la clave para comprender esta cuestión. Esta afirmación nos muestra que hace falta creer, para no creer. El primer libro de la Biblia en su primer capítulo, nos dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, es decir; los genes existenciales del hombre determinan un hecho, no una duda en cuanto quién es su creador. El hombre tiene impreso en su corazón, el estilo propio de un Dios que ha dado a este universo, una seña de identidad inconfundible en su esencia. Por tanto; el planteamiento de la pregunta tendría que ser ¿En qué no quiero creer?
Si somos honestos, tenemos que decir, que aún dentro de la misma revelación que Dios ha dejado en nuestro corazón, de su existencia, personalidad, etc. y aún dentro de la misma certeza de nuestra naturaleza ante tal revelación, el hombre ha aceptado libremente no creer en Dios.
El apóstol Pablo, en su epístola a Los Romanos capítulo 6, nos habla de que todos somos tan culpables como Adán y Eva, hemos decidido no creer lo que Dios es, para creer lo que nosotros podemos llegar a ser sin EL. Pero, aunque el hombre intente por todos los medios apartar a Dios de su vida, de sus planes, de su política, de su economía y decida no creer en Dios, su mismo rechazo clamará a gritos publicando su existencia. Y es que, nada ni nadie puede “deshacerse” al 100 % de la presencia de Dios. El libro a Los Colosenses, cap. 1: 17, nos dice: «Y él es antes que todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten». Incluso la misma incredulidad o negación de su existencia, partirán de la base de unos hechos constatables, que hablan de su omnipotente poder creador.
Sin embargo; aceptar el hecho de que Dios existe y es nuestro creador, no es suficiente. Los mismos demonios creen en Dios como creador y todopoderoso (Santiago 2:19), pero no por ello obtendrán el reino de los cielos. Entonces, aquí es donde la pregunta del enunciado cobra sentido ¿es necesario creer en Dios?
Jesús dijo: «El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.» (Juan 3: 36). La mayor revelación de Dios Padre a la humanidad, fue mandar a su Hijo para salvar al hombre de sus pecados y obtener mediante el sacrificio de Cristo en la cruz, la vida eterna con El en los cielos. Miles de personas creen en Dios, hablan de Dios, hacen obras para Dios, viven y mueren por Dios, sus labios y corazón giran en torno a Dios; pero rechazan a su Hijo, y así, su muerte en la cruz del calvario. El mensaje de la cruz se centra en el sacrificio que hizo el Hijo, con el beneplácito del Padre y cualquiera que rechace la divinidad de esta obra, rechazará la salvación que Dios mismo proveyó para el pecado del hombre.
Por tanto; Sí, es necesario creer para salvación en un Dios que existe y nos ama. La sangre que Jesús derramó en la cruz, pagó el precio de nuestra maldad. Creer que Jesús es mi salvador, significa creer que Dios mismo me acepta y me libra del infierno, para vivir eternamente con EL en los cielos.
¿Y tú, crees en Dios?
José Valero Donado